miércoles, 19 de octubre de 2022

 ¡VUELTA A LAS CLASES!



Hola niños y niñas, bienvenidos y bienvenidas a otro curso escolar en nuestro cole JUAN XXIII.

 Empezamos el curso con mucha ilusión y ganas de leer y aprender muchas cosas nuevas. 

Para ello os dejo una guía de lectura donde encontraréis distintos libros recomendados por edades.

https://drive.google.com/file/d/10t4E7NXHyV4BaLFbgl72H_z0rcaKNNla/view?usp=sharing

Tenéis también otra lectura de Fernando Aramburu "El ladrón de ladrillos"

Pincha aquí para leerlo

https://drive.google.com/file/d/16m8hyy2treInz9IzGE7egpGi-6b8ngmX/view?usp=sharing

Otra lectura:

¡NO QUIERO IR A LA ESCUELA!


Cada día por la mañana, Taline se hace el remolón en la cama.

–¡Vamos!–, Dice papá, –¡Que volveremos a llegar tarde a la escuela!

Taline refunfuña, se queja, hace la croqueta sobre el colchón y se agarra a las

sábanas mientras papá le tira de los pies.

–¡Vaaaaaa, Taline, haz el favor, que ya tienes el desayuno en la mesa!

Y cada mañana Taline tiene alguna frase preparada. Papá ya se la espera:

–Es que no quiero ir a la escuela. ¡La comida del comedor es horrible! –, ha dicho

hoy.

Ayer dijo: “¡Es que no quiero ir a la

escuela! ¡La maestra siempre me

regaña!” El miércoles, la frase era:

“¡Es que no quiero ir a la escuela!

¡Siempre me obligan a hacer

trabajos que no me gustan!” El

martes, dijo: “¡Es que no quiero ir a

la escuela! ¿Por qué yo no me pongo

nunca enferma y me puedo quedar

en casa a ver la tele todo el día, como

mis amigos?”

El lunes, no dijo nada. Sólo gimió todo el tiempo desde que se levantó, mientras

se vestía, mientras desayunaba, mientras hacía pipí y mientras se cepillaba los

dientes. "Mmmmmgg..." Papá se reía, porque es divertido ver a Taline haciendo

morros, como si fuera una anciana cascarrabias.

¡Pero hoy es viernes y la paciencia de papá también tiene un límite!

–¡Ya basta! ¡Sal de la cama ahora mismo!

–¡No quiero ir a la escuela! –, Ha gritado Taline, –Hoy tenemos que hacer barro y

yo estoy cansada y no me gusta ensuciarme las manos. ¡Yolanda lo hace mejor

que yo, y ya estoy harta de ir a la escuela, y no me quiero quedar a comer, y no

quiero ir a extraescolares, y a ver si llegan las vacaciones de una vez!

Papá, con toda la paciencia del mundo, hace como que no la oye. Ya sabe qué

pasará.

Lo mismo de cada año.

La semana que viene terminará la escuela. Taline llegará a casa contenta, con el

álbum y el trabajo manual de fin de curso. El primer lunes estará muy contenta

de dormir hasta que no pueda más. El martes, aunque estará contenta, ya


comenzará con la cancioncilla del “papá, ¿qué puedo hacer?”. El miércoles

empezará a hablar de la maestra, y de Yolanda, y pensará que ya hace muchos

días que no se ven. El jueves comenzará a estar insoportable: “¡Por lo menos en

la escuela tengo amigos! ¡Aquí en casa no sé qué hacer! ¡En la escuela me dan

helado los viernes! ¿Por qué en casa no puedo hacer barro, y en la escuela sí? Las


pinturas de la escuela son mejores que estas, mis

rotuladores no pintan”. Ay, ¡santa paciencia!

–Haremos una cosa–, le dice papá. –Hoy cuando salgas de la

escuela haremos dos listas muy largas. En una escribirás

todo lo que no te gusta nada de la escuela, ¿recuerdas todo

lo que me has dicho cada mañana? Pues lo escribiremos en

una lista. En la otra, escribirás todo lo que te gustaría hacer


en lugar de ir a la escuela. Y yo también haré una lista,

¿vale? Yo haré una lista de las cosas que haremos estas

vacaciones, y te prometo que no nos aburriremos nunca.

¡Cuando te pongas gruñona, estas vacaciones, sacaremos

las listas y las leeremos!


Taline está contenta. Esta tarde harán los deberes juntos, papá y ella, ¡y pronto llegarán las vacaciones!

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